viernes, 14 de octubre de 2016

La curvatura de la luz

Se encontraba en una noche nublada, caminando por el vacío perpetuo de la soledad inminente de cada paso, soñando despierto con aquel día que su vida había cambiado por completo, se sentía la tensión en el aire, tan frío como las madrugadas de invierno que invaden cada poro de nuestro cuerpo robándonos poco a poco nuestra esencia vital, las calles que ahora pisaba eran hasta ese momento un camino lleno de pétalos de los que ahora simplemente les llamamos recuerdos, él sabía que se encaminaba al peligro, sin embargo, decidido a enfrentarse a la obscuridad creciente de las criaturas que habitan en ese plano de espacio-tiempo específico, seguía su recorrer con tal determinación que podría poner a temblar hasta al hombre más fuerte de éste planeta, decidido a encontrar las respuestas a las interrogantes que le habían interpuesto la línea entre lo real y lo irreal, lo cual ya no definía el proceder de nuestro personaje, quien sabiendo que su pasado, presente y futuro podrían ser sencillamente parte de una línea de cuanticidad.
De pronto, se lograba interpretar a lo lejos, justo al filo en el que termina la avenida solitaria y escasa de nuestra vista, una silueta alta y obscura, con una forma que apenas podría interpretarse como humana, viéndonos fijamente, sabiendo hacia dónde nos dirigíamos y nuestro propósito y se encontraba allí consecuentemente con el suyo, evitar que sigamos adelante.